¡Felices 70 Maestro querido!
En esta sección recién estrenada de Bocatv.net nos encontramos con el cumpleaños de otro prócer de una generación: Hoy está cumpliendo 70 pirulos el Maestro, Oscar Washington Tabárez. Llegó al club con el antecedente de haber ganado la Libertadores con Peñarol tres años antes. Nunca había siquiera dirigido en La Bombonera. Su primera imagen de Boca fue el cierre del Apertura 90 en la cancha de Español. Seguramente durante la derrota 0-1 contra Platense se habrá preguntado: ¿porque no me quedé tomando mate en la playa de Malvín?. El verano del 91 fue el embrión de uno de los mejores equipos de la historia del club. Tras el inolvidable 4-3 a River por la Copa el equipo fue una aplanadora en esos seis meses, con actuaciones de lujo en el torneo local y otras muy buenas en la Copa. Hizo explotar a una dupla de lujo: Batistuta y Latorre, quienes jugaban al nivel de la MSN del Barsa (si señor no estoy excedido de séptimos regimientos), vimos al mejor Giunta, a un Pico que pasó de ser un delantero intrascendente a un jugador generoso como pocos, soldificó la defensa, mostró al Chiche Soñora como un lateral lleno de recursos, Simón elegante y un Mono Navarro Montoya que era una muralla. ¿Los clásicos? Metió 13 partidos invictos contra River. Si, pibe, TRE-CE. Estaban como locos Davicce (el que decaduplicó su patrimonio en siete años como presidente gallina), Passarella, Astrada, Hernán Díaz, el traidor de Berti. Y ni te cuento Carlitos Avila: Llegó a armar cuatro Boca-River en el verano del 93 para que rompan esa racha. Aquel equipo de enero-julio del 91 fue un cuento de hadas y el Maestro quien ordenó las piezas. Nos despertaron del sueño con dos baldazos de agua del Mar Glaciar Artico: En Chile cuando Colo-Colo usó las trampas de la vieja Copa para sacarnos y la maldita final de la temporada contra Newell´s que debimos jugar sin Bati y Gambetita por culpa de ese enemigo histórico de Boca llamado Selección Argentina. Costó toda la temporada 91/92 rearmar el equipo, absorber la presión de romper los once años sin títulos locales. Tabárez priorizó la experiencia, le dio las riendas del equipo a caciques como el Mono, el Beto, Blas, el Guerrero Guaraní, el Chino y lo rodeó con jugadores muy eficientes como Giuntini, Manteca, Gardelito Medero y el Colorado Mac Allister. Así se llegó a la gloria. Cuando parecía que se ordenaba todo, una interna en el plantel lo obligó a salir, luego una festejada victoria en el Gallinero.
Su vuelta en 2002 ya no fue lo mismo. Llegó porque Manuel Pellegirni se bajó a último momento. Agarró al Boca con la vara más alta de todos los tiempos, tras el primer ciclo dorado de Bianchi. Perdió la chance del tricampeonato copero con dos goles en contra en la serie contra Olimpia donde tardó en meter a Carlitos por darle a un inmóvil Balbo más minutos de los que merecía. Metió un sprint final que casi nos permite arrebatarle la última estrella local del Rey de Copas Oxidadas en el Apertura 2002, pero un mal salto de Diego Crosa en la vieja doble visera echó todo a la basura. Pese a los reproches de esas dos decepciones, pasado el tiempo, Oscar Washington Tabárez, se reacomodó entre los tipos más valiosos de nuestra rica historia y nos encanta que su selección uruguaya siempre sea protagonista. Feliz Cumpleaños, Maestro! Por el barrio de La Boca, la gratitud para con usted será eterna.