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¿En que anda Milton Melgar?

El boliviano José Milton Melgar Soruco arribó a Boca durante el verano de 1986, junto a varios jugadores como Rinaldi, Hoyos, Abramovich, en lo que fue el primer gasto grande de la primera austera gestión del binomio Alegre-Heller que salvó al club de desaparecer.

Flaco, alto, desgarbado, el boliviano mostró jerarquía desde un comienzo. Marito Zanabria le dio la ocho titular y él devolvió la confianza con buenas actuaciones. Se recuerda una noche de calor frente a Huracán donde convirtió su primer gol que fue recompensado por un atronador "Boliviano Boliviano" que surgió del corazón del Jugador número 12.
Su trayectoria por el club, donde rozó los cien partidos oficiales, tuvo otro peak de rendimiento en los seis meses de ensueño bajo la dirección técnica de César Luis Menotti. El medio Melgar-Carrizo-Tapia era como un password para cualquier hincha. Pero el César se rajó a Madrid y el equipo se vino abajo en todo aspecto. Sobrevivió a la oscura temporada 87/88 pese a un distanciamiento con el Toto Lorenzo, recuperó la titularidad con el Pato Pastoriza (se recuerda un golazo en Mar del Plata frente a River) pero la renovación y cambio a fin de temporada lo incluyó. Tras no encontrar propuestas tentadoras dijo si al llamado de Menotti para ser parte de su River. Sin demasiada trascendencia y siendo insultado por el Jugador -1 por su condición de boliviano regresó a su país.
Allí tuvo un reverdecer en su carrera. Jugó para cuatro de los equipos históricos del antiplano (Bolívar, Oriente Petrolero, Blooming y The Stongest) alternando con breves pasos por el fútbol chileno. Sin dudas, su mayor satisfacción fue integrar la Selección boliviana que logró la hazaña de clasificar al Mundial de Estados Unidos. Y su máximo orgullo fue ser el capitán en el empate a cero frente a Corea del Sur.
Retirado tuvo algunas experiencias como DT y formador hasta que Evo Morales lo convocó para ser el Ministro de Deportes. Su labor de muchos años al frente del gremio de futbolistas bolivianos fue su mejor respaldo para asumir una tan importante función, aunque sufrió varias acusaciones de enriquecimiento. Una vez finalizada su gestión, calificada de exitosa por el ambiente deportivo local, se dedicó a fomentar sus escuelas de fútbol, a tal punto que una de ellas tuvo sede en Buenos Aires.


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